Estamos tan acostumbrados a la presencia de máquinas expendedoras de café, bebidas o snacks que, a primera vista, puede parecer que en el mundo del vending hay poco margen para el desarrollo de nuevos productos. Sin embargo, y como a menudo nos recuerdan empresas como
Eureka Vending, nada más lejos de la realidad.
Gracias a una decidida apuesta en I+D, área a la que dedican el 90 por ciento de sus beneficios, esta empresa asturiana demuestra, día a día, que es posible desarrollar y comercializar máquinas expendedoras para distribuir productos que, habitualmente, no son los que generalmente solemos ver en este tipo de máquinas automáticas.
Un ejemplo de esta innovación son sus máquinas de comida caliente, las cuales ofrecen sándwiches, hamburguesas o bocadillos de todo tipo, así como bollería o pizzas. Estos productos, envasados de manera individual para asegurar una correcta higiene y seguridad alimentaria, permanecen refrigerados hasta que el cliente los selecciona para, en ese momento, ser tostados de manera inmediata y, tras ello, ser servidos.
Por lo general, suele ser habitual que las máquinas de vending distribuyan productos listos para su consumo inmediato pero, en esta empresa familiar, han llevado la distribución de alimentos un poco más allá ofreciendo también productos frescos para que el usuario los prepare posteriormente en su casa.
Este tipo de máquinas dispensadoras permiten adquirir de una forma sencilla, y en cualquier momento del día, carne, pescado, queso o embutidos. Más allá de los alimentos que distribuyen, estas máquinas cuentan con una ventaja añadida: su pantalla táctil.
Gracias a esta pantalla el cliente puede observar, antes de adquirir cualquier producto, su información nutricional y composición, algo que puede ser de enorme ayuda en el caso de personas con intolerancia a algún elemento. En el caso de las máquinas de productos frescos, proporciona además la posibilidad de que el usuario se informe acerca de recetas sobre cómo cocinar el producto que acaba de comprar, lo cual permite introducir productos a los que el cliente no esté acostumbrado.
Este complemento, no obstante, no es exclusivo de este tipo de máquinas y puede ser adaptado a cualquiera de las expendedoras que esta empresa desarrolla. De esta manera se busca que los consumidores tengan la mayor información posible sobre las características del producto que van a adquirir.
Sin embargo, si hay algo que distingue a esta empresa como puntera a nivel mundial es, sin duda, sus máquinas dispensadoras de equipos de protección individual, o EPI.
Gracias a estas máquinas los trabajadores pueden, de manera automática, retirar guantes, gafas o mascarillas, así como todo tipo de suministros industriales como discos de corte o brocas. Y todo ello mediante una tarjeta que identifica a cada usuario, por lo que se consigue tener un control total sobre el uso del material y ahorrar, así, hasta un 20 por ciento en este tipo de suministros.
La compañía asturiana, además, se encarga de personalizar cada máquina a las necesidades de la empresa a la que va destinada y todo ello a un ajustado precio, lo que posibilita que una de sus máquinas de última generación se puede amortizar hasta en sesenta meses.
El éxito de este tipo de máquinas ha sido tal que, en este momento, hay alrededor de unas setenta máquinas expendedoras de EPI alrededor del mundo, donde cinco de estas máquinas se encuentran en la mina más grande del planeta, Mina Teniente. Próximamente el área de distribución de estas máquinas, y gracias a diversos proyectos de introducción, se expandirá a Perú, Brasil o Portugal.
Tras este tipo de máquinas, esta pequeña empresa, que no llega a la decena de trabajadores, se ha propuesto llevar la misma filosofía de dispensación al sector sanitario y está desarrollando ya máquinas de control en hospitales, botiquines hospitalarios, farmacias y parafarmacias.